Juventud Eterna
¿Sabías que la muerte física es consecuencia del pecado y a nivel científico está comprobada la razón del porqué no vivimos eternamente?
La Biblia menciona en Génesis 2:17: “mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” y en Génesis 3:19: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”.
Dentro de nuestras células existen partes diminutas llamadas cromosomas donde se encuentra toda la información sobre nuestra apariencia física.
En cada extremo de cada cromosoma, existen unas secciones de proteínas llamadas TELÓMEROS. Debido a una complicación interna celular, los telómeros entran en acción porque ya no hay forma de continuar con la replicación del ADN.
Sabemos que la célula se divide y crea, “aparentemente” dos copias exactas de la célula madre. Esto tiene trascendencia debido a que los TELÓMEROS SE ACORTAN por cada división celular. Llega el momento en los telómeros son demasiado cortos y viene la señal que LA CÉLULA DEBE MORIR.
Cuando Dios puso al Hombre en el Huerto del Edén, le dio la instrucción de no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.
El ser humano tenía la promesa de vivir eternamente en paz con Dios y nunca morir ni física ni espiritualmente.
Cuando el hombre pecó, las consecuencias se hicieron visibles porque Dios le dijo QUE IBA A REGRESAR AL POLVO DE DONDE FUE TOMADO.
SI LOS TELÓMEROS NO SE ACORTARAN, LA CÉLULA SERÍA ETERNA
Y POR CONSIGUIENTE NOSOTROS SERÍAMOS ETERNOS.
Sería simple que los científicos encontraran una forma de impedir que los telómeros no se acortaran y permitir que siempre seamos jóvenes, pero eso es IMPOSIBLE.
Se han hecho pruebas mostrando que el impedir este acortamiento trae GRAVES PROBLEMAS DE SALUD atentando contra el ciclo natural de la vida.
El efecto del pecado vino a repercutir sobre nuestros cuerpos y nuestras células, de tal forma que tenemos que morir.
Cada división celular que hay dentro de nosotros es un paso más que nos lleva a la muerte física.
Sin embargo, sabemos que por el poder de Cristo, seremos arrebatados para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 1 Tes. 4:17.

Fuente
¿Quién nos robó la llave hacia la inmortalidad? Edgar Reyna.